viernes, 31 de diciembre de 2010

Babel

En el juzgado todos hablaban

lenguas diferentes.


Unos utilizaban el idioma de las montañas

que era el de sus madres

y sus abuelas.

No lo hacían por afán de aislamiento,

ni por ignorancia, ni simplemente por joder.

Sino porque la palabra

orlegia transmite más desprecio que verde

Y sakaila duele menos que una herida.


Los otros, como de costumbre,

emplearon el lenguaje del cuchillo,

ese que es más antiguo que Atapuerca,

ese que les enseñaron sus padres y su caudillo.

En sus frases formales se entreveían

hideputas, etarras, cabronazos,

entremezclados con sangre y con saliva

y abundantes e incisivos puñetazos.


De la tribuna al otro lado

los excelentísimos magistrados

hablaban un idioma extraterrestre

que nada entendía

de vísceras ni de humanos.

La sentencia fue pronunciada

en ese guirigay incomprensible

poblado exlusivamente de mayúsculas

que todos escucharon, pero nadie entendió.

Para confort de mis lectores

aquí dejo la traducción

encargada por burofax urgente

a cierto jurista marciano.


“11 torturadores son puestos en libertad

sin cargos.

Otros cuatro se tirarán una temporadita

con sus amigos en la cárcel

y un tiempo después volverán

a ejercer el terrorismo en nombre del estado.

Con respecto a las dos víctimas,

sigue en pie su pena de 1000 años de prisión

aunque el proceso en el que se dictara

incumpliera los derechos humanos.

Así seguirán recibiendo entre rejas

las vejaciones que merecen.

Esto sentencia este tribunal en nombre de

dios, la patria y el rey.”



http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article21038

http://elcaminodehierro.blogspot.com/2010/12/democratas-torturadores.html