Como los ojos de una dríada y el vello púbico de un fauno. Es tener un orgasmo en una jungla de algas.
Verde
Como los helechos del Edén. Una promesa que nunca se cumple del todo. El pecado en el que debes caer.
Verde
Como el heleado de pistacho. Está escondida en un infinitesimal de tiempo y sabor.
Verde
Como el sable de Yoda. Fuerza, templanza y sabiduría.
Verde.
Como la electricidad de otro universo. Nunca nos electrocutará del todo.
Verde.
Como un cuchillo ritual azteca. Requiere sacrificios. Está hecha de símbolos. Se mata en su nombre.
Verde
Como un perro rojo. Depende del cristal con que se mire.
Verde.
Como el nombre de la Tierra. Como el nombre del Viento. Es una sílaba impronunciable e incomprensible.
Verde
Como un trébol de cuatro hojas. Nunca sabes cuando ni donde te la vas a encontrar.
Verde
Como el mar cantábrico. Te emborrachará de espuma y sal.
Verde
Como una maldición imperdonable. Solo la muerte le da sentido.
Verde feérico, brillante, primitivo y telúrico. Verde que nace, crece, muere y resucita. Verde lisérgico. Ultraverde.
La alegría vibra a 550 nanómetros.
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