lunes, 22 de noviembre de 2010

Buenaventura-nzas

"Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, y ese mundo está creciendo en este instante" Buenaventura Durruti


Dichosos los enamorados

porque demuestran que es muy posible

una utopía par.


Dichosos los socialistas

porque llevan la política en el corazón

y llenan de corazón la política.


Más dichosos aún los anarquistas

porque purifican ese afecto

de toda repugnante autoridad.


Pero sobre todo


Dichosos los bisexuales

porque multiplican el amor

en erótica hipérbole.



Esto se le reveló mientras atravesaba la noche en un galope de abrazos

y un torrente de labios le goteaba por la barbilla

y se escurría por su cuello

y se filtraba hasta óseas cavernas.


Y entre cada relinche de dedos sentía dilatarse un poco más el tórax. El corazón se agrandaba como si quisiera bombear la prójima sangre. Temió que las costillas no aguantaran la imparable cardiomegalia, pero es que las costillas ya eran corazón. Y la piel, y la penumbra sedienta, y la forma que le amaba, y la mente que él amaba, y la habitación, y la noche entera. Sintió ensancharse su alma hasta creerse capaz de amar a toda la humanidad, no como abstracto concepto intelectual, sino personificada en cada concreto individuo.


Y entonces entendió que solo hay un amor y que cada afecto nace de la misma milagrosa fuente. Que el ansia de justicia es pasión por el pueblo, que a las manifas uno va a follarse la ciudad, que "la conquista del pan" es porno del duro, que la Revolución será una bacanal sagrada.


Y en cuatro labios se besaron un millón de tribus.



Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. (Mt. 5, 6)