martes, 15 de noviembre de 2011

A propósito de una discusión en una red social

Bueno, después de un empacho de más de cien comentarios, voy a ver si puedo hacer una pequeña aportación al río de tinta (electrónica) que se ha derramado.

Eli ha mencionado insistentemente la responsabilidad. Creo que tu concepto de responsabilidad no es muy acertado. Por dos razones.

1) Responsabilidad es hacerse cargo de las consecuencias de tus actos sí, pero eso no quiere decir que intentar evitar las consecuencias de tus actos sea algo irresponsable.

Si has tenido un accidente de coche no es una irresponsabilidad el solicitar que un médico te socorra. Tampoco si has tenido una vida opípara y sedentaria y consumes fármacos para evitar la aterosclerosis y otras consecuencias de la obesidad o si eres un fumador y necesitas un transplante de pulmón.

Lo irresponsable sería que, para evitar tu daño causaras tu un daño a un tercero. Que para conseguir tu pulmón se lo compraras a una mafia que trafica con órganos por ejemplo. Es decir que la cuestión fundamental del debate es si el aborto causa algún tipo de mal a alguien. Y debido a que introducimos el concepto "alguien" la cuestión es saber si el embrión es vida en primer lugar, vida sensible en segundo lugar y vida humana en último y más importante lugar. Dejaré esta cuestión de capital importancia para después.

2) Tampoco es irresponsable aquél por cuya causa han sucedido cosas de las cuales no tiene él la culpa. Porque causalidad y culpabilidad son cosas distintas. No creo que el ministro japones que citas debiera haber sido ejecutado. No creo que un médico que haya tenido un error en su praxis sea el culpable de una posible muerte de su paciente. No creo que un conductor que se despistó dos segundos tenga que hacer recaer sobre si mismo la responsabilidad de la muerte del copiloto. En la vida ocurren accidentes, los humanos somos, valga la redundancia, humanos, y como tales no somos perfectos, ni todopoderosos, ni omniscientes. Cometemos errores, nos equivocamos en nuestras decisiones. Eso no quiere decir que seamos responsables, culpables, de todo de lo que nuestros hechos provocan. Siempre y cuando hayamos puesto todo de nuestra parte para que no sucedan, siempre que no hayan sucedido por un comportamiento verdaderamente irresponsable, entonces creo que podemos y debemos liberar a nuestra conciencia de toda esa carga. Porque si no lo hicieramos asi la carga sería muy muy pesada.

En el caso que nos ocupa, pues, lo relevante desde esta perspectiva sería discernir si el mantener relaciones sexuales es una conducta irresponsable tal y como lo puede ser el conducir borracho, el no mantener las medidas de higiene en un quirófano, el permitir a los trabajadores de una empresa trabajar sin cumplir las condiciones de seguiridad etc. Si así fuera, todo aquél que mantuviera relaciones sexuales y no pudiera o no estuviera dispuesto a tener un hijo, sería un irresponsable y digno de punición en la misma medida que el conductor borracho, el cirujano descuidado o el empresario avaro.

Sin embargo, mi opinión en este punto y creo que la de la mayoría de las personas es que el sexo es una parte fundamental de la vida de toda persona, necesaria para su completo desarrollo personal. La represión de toda esta esfera de la vida de una persona puede dar lugar a todo tipo de problemas psicológicos y fisiológicos. Por lo tanto no se puede pedir a una persona que no tenga relaciones sexuales, sería amputarle una parte importante de su vida y su libertad. Y por lo tanto, tampoco a las personas que no quieran o no puedan tener hijos se les puede exigir ese sacrificio.

Otra cosa es el exigir tomar medidas profilácticas para tener sexo. Pero aún tomando todas las medidas profilácticas, a veces la biología consigue vencerlas, ya que es férrea e imperturbable en sus fines (de hecho, imagino que con el tiempo la selección natural provocará que los sujetos con unos gametos más resistentes a los metodos profilácticos tengan más descendencia y por lo tanto necesitaremos inventar nuevas formas de no tener hijos. Incluso es posible que la propia selección natural favorezca la mentalidad anti-abortista. Pero esto ya son divagaciones de un nivel de rayadura importante xD)

Pero volvamos a la cuestión fundamental: ¿Qué es un embrión?. Nos habíamos hecho tres preguntas:
a) Es vida?
b) Es vida sensible?
c) Es vida humana?

La respuesta afirmativa a cada una de estas preguntas permite el planteamiento de la inmediatamente posterior. Porque, evidentemente, si algo no está vivo no puede ser sensible y si no es sensible no puede ser humano (aunque quizá esta segunda afirmación traiga más polémica)

La respuesta a la primera pregunta es claramente afirmativa. El embrión es una célula o un conjunto de células y las células son las entidades mínimas de la vida. Realizan procesos metabólicos, se dividen, se organizan en sistemas cada vez más complejos, interaccionan entre si. Sin embargo esto no nos cambia en absoluto la significación ética del aborto, puesto que a cada segundo matamos vida sin planternos las consecuencias éticas que ello conlleva. Nadie piensa en no tomar antibióticos por ser inmoral matar a las bacterias, nadie toma la determinación de no comer nada animal ni vegetal, nadie se preocupa a cada segundo por la pléyade de microorganismos que mata con cada respiración o cada paso, ni en los miles de células que mueren por el simple hecho de rascarse un grano y nadie cree que la masturbación o la menstruación no fecundada sean abortos. No podemos vivir sin matar.

Quizá entre a) y b) exista una pregunta intermedia: es el embrión vida independiente? Alguien podría afirmar que las células de la piel no pueden sobrevivir sin el resto del organismo y, por tanto, su destrucción no es una muerte. Sin embargo, esta claro que al menos hasta el séptimo més de embarazo el embrión tampoco puede sobrevivir fuera de la madre y, por lo tanto, este mismo argumento es perfectamente aplicable al mismo.

Pasando a b), podemos llamar sensible a aquél ser que además de estar vivo, es capaz de sentir estímulos, esto es, tiene sistema nervioso funcional. Parece razonable pensar, y en esto se basan las teorías vegetarianistas y veganistas, que la vida animal es más digna de nuestro respeto que la vegetal debido a que los animales pueden sufrir y las plantas no. Y cualquier sufrimiento en el mundo es algo deleznable y ser humano, en tanto que dotado de razón, debería hacer todo lo posible por evitarlo, sea cual sea el sujeto que lo padezca. Pues bien, es también evidente que el embrión no puede ser un ser sensible hasta que posea un sistema nervioso funcional. Si abrimos un clásico de la embriología como el Langman, encontraremos que el sistema nervioso empieza a formarse muy pronto, con la formación de la placa neural en la tercera semana. Sin embargo, esto no significa, ni mucho menos que ya entonces el embrión pueda sentir. La placa neural es un conjunto de células que en el futuro formará el sistema nervioso central, pero que aún no están especializadas para la transmisión del impulso eléctrico. Esto no se produce hasta la séptima semana de desarrolo, cuando el embrión posiblemente empiece a tener alguna sensación táctil primitiva. Hasta entonces, por tanto, no podemos considerar más inmoral matar a un embrión que talar un árbol (incluso bastante menos, puesto que los árboles cumplen una importante función para el resto de los seres vivos del planeta).

Aun así, al embrión de siete semanas aun le queda un largo camino para poder disponer de algo parecido a lo que nosotros llamamos sensibilidad. Lo que nosotros llamamos sensibilidad es un sistema complejísimo que pone en juego más de la mitad de las células del neocortex (lo digo un poco a ojo, pero con la imagen de las áreas de Brodman en mente). Posiblemente a las siete semanas la sensibilidad del embrión se reduzca a una serie de sistemas reflejos, con poca o ninguna participación cerebral y casi con toda seguridad sin vinculación a una consciencia.

Ahora debemos responder a c). Es el embrión una vida humana? Esta es la pregunta más dificil de todas, sin duda. Y lo es porque también es muy difícil el responder a la pregunta de qué es en realidad la vida humana, qué somos en realidad los humanos, qué nos hace especiales. Podríamos decir que es tener un determinado genoma que no difiera en exceso del prototipo de genoma humano secuenciado en los últimos estertores de la centuria pasada. Efectivamente, si la tomamos por verdadera, esta consideración nos lleva a afirmar que el embrión es una vida humana. Sin embargo, considero este criterio problemático, inexacto y muy estrecho de miras. Si lo siguiéramos también estaríamos obligados a afirmar que un espermatozoide, un óvulo, una neurona o un hepatocito son vida humana. Y por lo tanto cometeríamos asesinato cada vez que nos masturbáramos, tuviéramos la regla, nos metiéramos una raya o tomáramos paracetamol. Además ese criterio no contempla otras posibilidades de humanidad. Qué pasaría si encontráramos vida inteligente en otros planetas? Evidentemente no tendrían nuestro genoma, no podrían ser entonces humanos si piensan y sienten como nosotros? Y si alguna especie evolucionara hasta alcanzar o superar nuestro grado de desarrollo cerebral? O si fuéramos capaces de crear máquinas con capacidad para razonar y para emocionarse como un humano ante una obra de arte?
No está, pues, la humanidad en el orden de nuestros nucleótidos, aunque está claro que este orden es una de las estructuras que la permiten.
Qué es la humanidad es una pregunta que se me queda muy grande y mucho más para desarrollarla en un comentario a un estado de tuenti xD. Puedo intuir que es algo relacionado con la inteligencia, con los sentimientos, con la capacidad creativa, con la memoria en tanto en cuanto nos permite fabricar uan continuidad de hechos en los que sea posible la identidad personal... Nada de esto lo tiene el embrión. El embrión, hasta la segunda semana de desarrolo es un disco plano trilaminar. Si alguien esta dispuesto a conceder que un disco de pocas micras de diámetro es un humano, desde mi punto de vista tiene un grave problema de criterio.

Pasando al tema más particular que plantea Samuel:

-Creo que la que debe decidir si quiere o no quiere tener al hijo es la mujer y solamente la mujer. El padre no va a experimentar cambios molestos en su cuerpo durante nueve meses, no va a tener la sensación de que un extraño está invadiendo sus entrañas, no va a padecer los dolores del parto, no va a poner en riesgo su vida (un embarazo siempre pone en riesgo la vida, a veces lo olvidamos), y tiene mucho más fácil el desresponsabilizarse luego de la educación y cuidado del niño. Es totalmente legítimo en un hombre el deseo de tener un hijo, pero este deseo se puede realizar por otros medios que no sean el obligar a una mujer a tener un hijo que no quiere: tener un hijo con otra mujer, adoptar a un niño, inseminar un óvulo y contratar un útero de alquiler (legal en algunos países). De la misma manera que el deseo de tener un hijo no legitima la violación, tampoco legitima la imposición del parto y la gestación.

-También opino, como Anuska, que has violado la intimidad de tu exnovia al comentar este asunto privado en una red social. Podrías haber puesto el caso sin haber especificado este tipo de datos. Además, le reprochas a tu exnovia que "unas pocas semanas después de abortar estaba bailando por ahí". Es decir, le reprochas el no estar abatida y hecha polvo por haber abortado. Como he argumentado más arriba, el aborto no es ningún crimen y por lo tanto nadie se debería sentirse obligado a estar mal por haberlo hecho. (esto tampoco significa que tengas que sentirte obligatoriamente bien. Entiendo perfectamente el sentimiento de perdida que puede implicar un aborto, pero creo que esto debería ser algo que deberíamos intentar eliminar, no penalizar y culpabilizar a las mujeres que no lo sienten). Creo que en algún otro momento dices que no entiendes "como puedes no querer algo que tienes dentro". Personalmente yo no guardo ningún cariño especial a mi apéndice, ni a algún parásito que pueda vivir en mi intestino ni a ningún tumor que pueda formarse dentro de mi. No sé por qué con un embrión, que a fin de cuentas es otro tipo de parásito (contra el que incluso se activa el sistema inmune, reconociéndolo como algo extraño al cuerpo), debería ser diferente.

Y para finalizar, respecto el tema del aborto en los menores de 18 años, que creo que ha sido mencionado tangencialmente:

No sé si sabreis que la ley española reconoce la mayoría de edad sanitaria de la población en los 16 años. Y no sólo eso, sino que a partir de los 12 años la opinión del menor debe ser siempre escuchada, y entre los 12 y los 16 años el que pueda o no tomar la decisión final, incluso en contra de la voluntad de sus padres o tutores legales, depende de la determinación de si posee la madurez necesaria. Generalmente esta madurez se presupone no adquirida antes de los 14 años y si adquirida a partir de los 14, lo que significa que la situación contraria a la presupuesta es la que se debería demostrar por un perito psicológico. Ante esta disposición general solo existen tres excepciones: la participación en ensayos clínicos, la reproducción humana asistida y la interrupción del embarazo. No veo ningún motivo para la excepción de este último punto, ya que considero el aborto un asunto menos trascendental que, por ejemplo, una operación a vida o muerte, y en este caso la ley no ve ninguna pega.


La verdad es que me está asustando a mi mismo la longitud de este mensaje :) Espero que no se os haga muy pesado a los que lo leais. Si no me hubiera extendido tanto y si no se fuera tanto del tema contestaría la afirmación de Jorge Roschach de que el anarquismo es "una utopía, además de un pensamiento pequeño burgués e individualista". Solo decir que el adjetivo de utópico no es en absoluto una descalificación, sino un elogio. Y respecto a lo de burgués e individualista, hay formas de anarquía que lo son, no la que yo predico que es el socialismo libertario o anarcocomunismo. Defender la libertad no significa ser individualista y si lo ves así es porque estás totalmente contaminado por el concepto de libertad que predica el neoliberalismo y el "libre"mercado.

Salud!

sábado, 17 de septiembre de 2011

Eros cartesiano o "lo contrario al amor"

El amor es un vector de geometría no euclidiana.
De módulo infinito y múltiples direcciones.
Su contrario escalar es la indiferencia. Su contrario vectorial, el odio.
Si invertimos su sentido se convierte en narcisismo, o masturbación del alma.
En la matriz capitalista corre el riesgo de descomponerse en múltiples vectores que nada tienen que ver con el original. Celos, posesión, codicia, ira, violencia. Thanatos.
En realidad, lo que se debería hacer y fomentar es multiplicarlo, liberarlo de márgenes absurdos, derrocharlo y desparramarlo por las ocho direcciones del mundo.
Pero claro, esto no es aprobado por la gente de bien. Que es precisamente la clase de gente que provoca que en el mundo impere la muerte y no el amor.
Lo siento, pero no pienso jugar con sus reglas.

domingo, 29 de mayo de 2011

Asamblea

Orden del día:

UNO: Recuperar las palabras robadas. Liberarlas de su largo cautiverio para dárselas de nuevo al pueblo. Para que llenen de amor los labios y desaten las lenguas de los ocultos lazos. Para que la gente las guarde de nuevo entre los dientes y pueda utilizarlas todos los días como pistolas de verdad comprimida que perforen alguna que otra conciencia. Para que los fonemas provoquen quemaduras de tercer y cuarto grado en la piel podrida de esta sociedad, y que de las cicatrices brote un nuevo (des)orden. Que las palabras todas recuperen su significado verdadero; solo hace falta nombrarlas con una voz sincera, con diez mil voces sinceras y volverán a erguirse poderosas ante los que tanto tiempo las han ensuciado. ¡Democracia! ¡Utopía! ¡Socialismo! ¡Justicia! ¡Obrero! ¡Fraternidad! ¡Popular! ¡Libertad! ¡Os nombramos por vuestro nombre verdadero! ¡Resucitad! ¡Creced y multiplicaos y llevad nuestra voz hasta el más recóndito rincón del más nauseabundo banco! Y que al oír vuestra resonancia sanguínea, tiemblen los enemigos de la sangre y de la vida.

DOS: Reconquistar las tierras allende nuestros felpudos. Reclamar la pertenencia de portales, patios, callejones, avenidas, barrios, plazas. Recuperar el Espacio, las tres dimensiones que nos han arrebatado haciéndonoslas ajenas, amenazantes, peligrosas. Llenar la ciudad de un enorme Nosotros, tan solo para hacerla de nuevo habitable, tan solo para que sea posible llamar Hogar a un pequeño pedazo de este planeta. Renunciaremos con gusto, si es preciso, a Times Square, Monmartre y Helsinki, pero Gamonal es irrenunciable. La globalización nos ofrece una metrópoli inacabable, pero lo que queremos es un lugar donde enraizarnos para no ser toda la vida unos turistas en nuestra propia manzana.

TRES: Una vez recuperadas las tres anteriores, será hora de reclamar la cuarta dimensión: el Tiempo. Habrá que liberarlo para que deje de ser un eterno ciclo de jornadas laborales, objetivos semanales, cuatrimestres académicos, años cotizados, legislaturas, planes quinquenales, tasas de mortalidad. Romperemos las altas presas que lo contienen y fluirá por fin libre, como un tempestuoso torrente de irreverencia y también como un tranquilo cauce nutritivo. El tiempo será nuestro y con él alcanzaremos la verdadera inmortalidad, que no consiste en ascender al cielo, sino en descender a las hojas de hierba.

CUATRO: Y cuando nos vuelvan a pertenecer las Palabras, el Espacio y el Tiempo, entonces nosotros seremos por fin nuestros, y de todos, y de nadie. No hará falta acumular más objetos ni consumir más artículos, pues ya lo tendremos todo. Los determinantes posesivos serán abolidos del lenguaje como una reliquia arcaica y se reinstaurará el sagrado sistema del trueque: cada pistola será cambiada por un clavel;
cada televisión por un megáfono;
cada adoquín por un grano de arena y una gota de mar;
cada político por un filósofo;
cada semáforo por un roble, con sus veinte pájaros y cinco ardillas;
cada banquero por un agricultor;
cada cárcel por un colegio, instituto o universidad;
cada soldado por un poeta;
¡cada farola por un enorme Sol amaneciente!

Y el consenso fue tan unánime y tan clamoroso, que el mundo se vio obligado a acatar la propuesta. Y cambió.

lunes, 28 de marzo de 2011

Incandescente

Puede que fuera el alcohol. O una perversa conjunción de Marte y Saturno. No sé lo que fue, pero aquella noche sentí la ira más líquida que os podais imaginar. Un líquido hirviente y denso que rellenaba cada recóndito hueco de mi ser. Metal fundido incandescente.

En realidad sí que sé por qué fue. Fue la derrota. La perenne derrota que parece impregnarlo todo. La derrota de los labios y de las ideas. El fracaso diario de dejarte llevar por una jornada que detestas. La derrota de cientos y cientos de generaciones de obreros heredada y depositada y sedimentada en mis huesos. El toda la puta vida igual y toda la puta vida igual y toda la puta vida igual.

Fue también porque esa noche Tonín me contó cómo le habían pegado con una escoba. Y esos palos me dolieron como si me los hubieran dado en las vísceras en carne viva. Como si me hubieran dado puñetazos en el corazón y el cerebro y el páncreas y luego me los hubieran vuelto a colocar. Fue como si todas las injusticias de la historia se hubieran concentrado en esos golpes. Como si esa escoba hubiera asesinado todo lo bueno que pudiera quedar del ser humano.

Así que, cuando oí a aquella choni canija e ignorante gritar "arriba españa" algo se rompió dentro de mi. Un chasquido dentro del cráneo y ¡zas! ya no hay nada que separe al hombre del reptil. Por eso grité "viva la república" con una rabia hecha de ancestros y de sangre y de estrellas (estrellas de verdad, mortales y flamígeras)

Y lo seguí gritando como un conjuro mientras la choni llamaba a su novio. Mientras mis amigos me arrastraban y ellos nos perseguían. Mientras el tío me amenazaba y hacía el saludo nazi. No sé qué extraños pensamientos me llevaron a plantarle cara. Con las manos levantadas. Diciéndole que me pegara. Preocupado únicamente porque Marcos no recibiera daños colaterales. Estaba seguro de que eso iba a acabar mal. Y sin embargo, no se muy bien cómo ni porqué, terminaron por marcharse sin hacernos nada.

Y después a llorar. Por la tensión, supongo. Pero también por la de idiotas sin alma ni cerebro que hay por ahí. Porque este maldito país sigue pareciendo la casa de Bernarda Alba. Y sobre todo, por las ostias que no me habían dado y la cara que no me habían partido.

Desde entonces, nunca más me ha vuelto a suceder nada parecido. Pero cuando estoy solo con la noche y mi reptil, canto negras tormentas y atento contra el mobiliario urbano y la propiedad privada. ¡Valiente cobarde! Si en realidad lo que estoy deseando es que vuelva el puto facha ese a darme una paliza. Para sentir algo, joder, algo real. Aunque sea un buen navajazo en las tripas.



martes, 18 de enero de 2011

La maldición del poeta

Érase una vez un poeta maldito.

El poeta no podía cantarle a la felicidad porque un personaje suyo, liberado por un instante del yugo de la métrica y la rima, así lo había conjurado.

O tal vez no fuera maleficio, sino profecía o, para decirlo en términos modernos, psicoanálisis. Pero el poeta no quería pensar en esta posibilidad, que le inquietaba.

Por eso, ahora que tenía tantos motivos para la alegría, estaba estéril. El amor rehuía su verso como una escurridiza gota de mercurio. Todo lo consumado se le escapaba. Sólo alcanzaba a escribir imposibles, jamases y ojalás.

El poeta sabía que se estaba boikoteando. Pero decidió dejar de pensar en ello y hacer un bonito recopilatorio literario. De libros por los que no sentía amor, sino una especie de coleccionismo fetichista. Una especie de perversión de las letras. Psicopatología sintáctica.

El poeta dormía por el día y por la noche engullía datos que nada le aportaban. Luego, de madrugada se dedicaba a arremeter contra si mismo como crítico anónimo. (Llevaba una doble vida de soberbia y autodesprecio):

Érase una vez un poeta maldito

Y el poeta sintió un millón de comillas clavándose en su carne. Como anticuerpos de tinta.


Nuevo blog: http://loslibresardenmal.blogspot.com/