No sé si se han percatado de un símbolo que se repite en nuestra jornada como una pauta infranqueable. Un símbolo que se encuentra en los vidrios de nuestra Residencia, en la puerta de nuestra Facultad, en las baldosas de la Casa del Estudiante y presidiendo el despacho del rector.
Quizá si les digo Sapientia Aedificavit Sibi Domun algo se despierte en su memoria. Y quizá recuerden también lo que dicha frase circunscribe: una tiara papal y las llaves de San Pedro. El escudo de la Universidad de Valladolid.
La sabiduría edificó aquí su hogar... parecería más bien que fue la Iglesia quien lo hizo. La bandera del EStado Vaticano consta de sendas llaves de plata y oro cruzadas sobre una triple tiara. Las llaves representan las que posee San Pedro para permitir o denegar la entrada en los cielos. La tiara es un símbolo de la figura papal, que otorga a los hijos de San Pedro la capacidad de atar y desatar, así en la tierra, como en los cielos.
Me suscita pasmo y temblor (y creo que a todos debería suscitárnoslo) el que una institución aconfesional de un país aconfesional presente en su emblema símbolos de una religión (que no es oficial) y de un país (que no es el suyo).
No es ésta la única improcedente injerencia de la simbología cristiana en nuestras aulas. Todo aquél que suba las escaleras de la Facultad de Derecho podrá sentir en la nuca la mirada maderescente de Cristo Crucificado. No un cristo pequeñito y apenas visible, sino un señor Cristo con sus dos metros por metro y medio, no vaya a ser que por unos kilitos de menos no recibamos la gracia del señor en los exámenes.
Además de esto, si buscamos encontreremos multitiud de pequeños detalles chirriantes. Por ejemplo, el calendario de las fiestas universitarias, marcado por el santoral. O los discrusos religiosos que nuestro querido rector se dedica a pronunciar en las procesiones de Semana Santa. También la tradición (y parece que todo se soluciona y justifica con esta mágica palabra) de realizar actos tales como la apertura y la clausura del curso o la ceremonia de graduación, en la catedral y bajo la bendición del presbítero de turno.
Hace mucho que los muros de la Universidad deberían haberse separado de los del Reino de Dios. convivimos dentro de esta Alma Mater gentes muy diversas, con distintos credos o con ninguno, con pensamientos dispares y visiones opuestas. Pero todos debemos caber en ella, pues esa es la grandeza de la razón humana.
Por eso, como estudiante de esta Universidad, reclamo sentirm identificado con sus símbolos que, consecuentemente, solo podrán estar basados en los ideales universales que deben sustentar nuestra vida como académicos, verbigracia, el amor por la sabiduría, la búsqueda de la verdad y el altruismo hacia la humanidad.
David González Martín (Marat) Casillero de la cuadragésima edición de Octava Planta
Desde pequeño siempre tuve más amigas que amigos, por ningún motivo en especial salvo quizá una mayor afinidad. Puede que esto me haya privado de algunas experiencias, pero también me ha aportado muchas otras y no sería hoy quién soy si todas ellas no hubieran estado conmigo.
Esta entrada va dedicada especialmente a tres de las mujeres que en la actualidad forman parte de mi vida (una parte muy importante). Las tres son muy diferentes entre sí, pero no cambiaría nada de ninguna porque me encantan tal y como son.
Decía Jung que en el imaginario colectivo existen representaciones idealizadas de los patrones conductuales y sociales. Éstas imágenes toman elementos de la mitología y la leyenda para encarnar los distintos roles y personalidades. En el caso de la mujer se podrían encontrar tres arquetipos principales, a saber, la guerrera, la ninfa y la sabia.
Mi amiga Pasionaria es la guerrera, la amazona, la doncella armada. Su diosa es Atenea y su edad la juventud, cuando el espíritu es revolucionario y se desea hacerlo todo y hacerlo ahora. Pasionaria está desencantada con las injusticias del mundo, y siempre ha intentado luchar por solucionarlas o mitigarlas. La admiro por ser tan fuerte y valiente sin perder la capacidad de reir (aunque a veces se agobie demasiado). Sin duda será una gran doctora.
Mi amiga Curie es la ninfa, la hetaira, la amante. Su diosa es Afrodita, y su edad la adolescencia, cuando despiertan los instintos y se busca desesperadamente el amor en cada templo, en cada gesto y en cada estrella. Compartimos órganos internos, así como intereses, ideales y preocupaciones. Procura disfrutar de cada instante, pues sabe que en ellos es donde se encuentra la eternidad.
Mi amiga Hypatia es la sabia, la síbila, la hechicera. Su diosa es Perséfone y su edad la vejez, cuando los hijos se han ido y la tribu consulta su opinión, enriquecida por la sabiduría y la experiencia. Hypatia es un puente entre la tierra y el cielo, pues a veces es la más sensata y prudente del grupo y otras se deja llevar por la divagación, la locura y el desenfreno. Es nuestra personal y particular anacoreta, aunque algún día se cogerá el horario partido para poder pasar a estado off de vez en cuando.
Las tres juntas forman una tríada en mi panteón de dioses humanos. Son tres facetas de la misma cosa, y, simultáneamente, tres entes independientes. Misterios de la fe. Y lo que más me gusta en este mundo es comulgar con ellas una buena jarra de Vinos Merinos.
La misma noche que hace blanquear los mismo árboles
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no lo quiero, es cierto, pero cuanto lo quise.
Es tan corto el amor, y tan largo el olvido…
Cada persona a la que amamos, a la que amamos de verdad, nos deja una impronta, nos marca, pasa a formar parte de nosotros. Es como una epidermis que nos recubre la razón y el recuerdo y que se infiltra con atávicas y desconocidas raices hasta las cavidades más profundas del cerebro.
Este nuevo neocórtex, esta corteza erótica, tiene, como todo tejido, un proceso particular de crecimiento y degeneración. Se compone de sucesivas capas de amores fallidos, terminados, olvidados o no correspondidos, que se van acumulando como escamas después de haber sintetizado frenéticamente locura, obsesión, deseo y éxtasis.
Sin embargo, estas células muertas se van depositando capa tras capa, estrato tras estrato. El dolor inicial se transforma en un sentimiento más tranquilo, en un recuerdo, en una sombra de una sombra. El peso de todas ellas conforma nuestros pensamientos sin darnos cuenta. Cada uno de estos hitos nos ha ido creando. Somos ni más ni menos que aquello que amamos.
Una de esas capas está dando en mi sus últimos estertores. Sé que no va a morir del todo, que solo se va a transformar, pero tengo miedo de lo incontrolable e impredecible del cambio. Porque todo en esta vida es irreversible y, para que nada cambie, todo tiene que cambiar.
Y junto con el miedo, siento tristeza. Una tristeza lenta y triste que se acumula plomiza en el tórax. Una tristeza que es una melancolía, una nostalgia de la comezón que pica y escuece, de la irritación de los epitelios del alma.
Así que una parte de mi debe despedirse y dar las gracias. Pero otra siempre continuará ardiendo un poquito como un recuerdo lejano de lo que un día fue.
Aunque éste sea el último dolor que él me causa
Y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Me asombran las clases de bioética. Siempre acaban siendo una discusión sin sentido acerca de aspectos, recovecos y artículos de leyes sanitarias. Si hay una incompatibilidad entre la moral y la ley, la gente acaba indefectiblemente priorizando la segunda sobre la primera. Y eso si llegan a plantearse la diferencia.
Hoy en día la gente de bien es temerosa de la ley, como tiempo ha era temerosa de dios. Temen las esposas, y las togas, y los barrotes y las balas. Pero no son ni las esposas, ni las togas ni los barrotes ni las balas los que las detienen. Las detiene el temor mismo.
Y el temor es una ilusión. Una prisión mental sin barrotes ni carcelero, solo hecha de convicciones. De falsas convicciones. De normas sociales que interiorizamos de niños como interiorizamos el comportamiento físico de la materia. Que nos parecen de la misma naturaleza que éste, pero que en realidad no son más que papel, palabras y espejismo.
Abre los ojos. El sistema es una ilusión. La autoridad es una ilusión. Nadie tiene poder sobre ti, más allá del que tú mismo le des. Tú libertad, tu convicción y tu voluntad son reductos inexpugnables que nadie puede violar. Ni con todas las pistolas del mundo podrán obligarte a nada. Tú eres dueño de tu vida y responsable de tus actos.
Un maestro puede suspenderte, pero no puede impedir que aprendas. Un policía puede pegarte, pero no te quitará la verdad. Un juez puede encerrarte, pero jamás tocará un ápice de tu libertad. Basta con decir "no" para convocar la barrera infranqueable que nadie, nunca, podrá cruzar.
Cuando sea médico tendré que enfrentarme a decisiones de importantes consecuencias. Solo yo seré responsable de esas decisiones. No delegaré esa responsabilidad en políticos, jueces o instituciones. No pienso decidir en función de leyes ridículas redactadas por ineptos corruptos con fines interesados. No pienso doblegar mi moralidad a la legalidad, y mucho menos cuando un paciente me confíe su vida, su salud y su integridad.
Solo pueden contigo si te acabas rindiendo; si disparan por fuera y te matan por dentro.
Hoy el día amaneció gris transparente: color de lluvia.
El gris está subestimado. Es el color de todos los matices, el de las perlas y el azogue, el del reflejo de las estrellas en la plata. Las tardes grises, sean de domingo o de lunes, nos recuerdan que debemos tomarnos la vida con calma.
Por eso, la llovizna es mi lluvia preferida. Sus gotas caen tranquilas, como si desparramarse contra el suelo después de quinientos metros de caida libre no fuera una cosa que las preocupara demasiado. Simplemente se dejan caer, en un viaje vertical, tras el cual todas se encontrarán en el Reino de los Charcos. Éste, sin embargo, no está custodiado por ningún San Pedro ceñudo, solo por toldos inclinados y cazadoras impermeables.
Otras lluvias son menos flemáticas. Los gordos lagrimones de los aguaceros y los perdigones rabiosos de las tormentas, por ejemplo. Éstos no se han resignado a la caída, y se oponen a ella con pena o con furia. Así lo único que consiguen es perderse el trayecto mágico a traves de nubes, corrientes, canalones y alféizares.
Yo quiero ser calabobos para mojar a los más listos. Descender por las ventanas de una biblioteca mientras una mirada distraida me atraviesa, inclinarme con los vientos pero retozar en el follaje, alimentar un bebedero de gorriones, filtrarme hasta manantiales subterráneos.
Y, si hay suerte, encontrarme con alguna mejilla por la que rodar.
Sólo hay una cosa mejor que estrenar zapatos: estrenar gafas. Sales de la óptica abrumado mareado y extático. Un nuevo mundo se abre ante tus ojos. Las cosas vuelven a tener perfiles. La realidad deja de ser gaseosa. Puedo ver las hojas de los árboles y sus pequeños salientes, las briznas de hierba en su maravillosa individualidad, las grietas de las baldosas, la negrura caligráfica de las letras de imprenta.
Puedo tocar las texturas con los ojos y lamer los colores con la mirada.
Me he reconciliado con los fotones.
"Mientras marjory mira los estantes de arroz, yo la miro. Una de sus pestañas es más larga que las otras y de un marrón más oscuro. Sus ojos tienen más de un color, como motas en el iris, que los hacen más interesantes.
La mayoría de los ojos tienen más de un color, pero normalmente están relacionados. Los ojos azules pueden tener dos tonos de azul, o azul y gris, o azul y verde, o incluso una mota o dos de marrón. La mayoría de la gente no lo advierte. Cuando solicité por primera vez mi carnet de identidad el impreso me preguntaba por el color de ojos. Intenté escribir todos los colores de mis ojos, pero el espacio no era suficiente. Me dijeron que pusiera "marrones". Puse "marrones", pero ése no es el único color que hay en mis ojos. Es sólo el color que ve la gente porque no mira de verdad a los ojos de los demás.
Me gusta el color de los ojos de marjory porque son sus ojos y porque me gustan todos los colores que hay en ellos. Me gustan también todos los colores de su pelo. Ella probablemente escribe "castaño" en los impresos que preguntan por el color de su pelo, pero su pelo tiene muchos colores diferentes, más que sus ojos. A la luz del supermercado parece más oscuro que fuera, sin ninún reflejo anaranjado, pero sé que están ahí."
Lou Arrendale, autista ("La velocidad de la oscuridad")
Regresé a mi patria no tan chica, patria de tierra verde y negro mar. Como siempre me saludó con sus palabras arcanas, que recuerdan el rugido del océano embistiendo contra los acantilados.
Me iba comiendo kilómetros y cabeza a partes iguales, con una cucharadita de cal y otra de arena (que nunca supe, ni quiero saber, cuál es la mala y cuál la buena). Pero duró poco, pues estoy venciendo a pesar de la lejanía y la proximidad, a pesar del olvido y la memoria, a pesar del silencio y de su voz, a pesar de él y de los otros y de nadie. A pesar de todo eso, yo.
Como decía, una vez escapé de su presencia y su ausencia, llegamos. Aparece la ciudad bajo nuestros pies (ruedas) como un anfiteatro de riscos. Y de noche, ya en el palco de la ría, nos rodean luminarias de aquelarre urbano. La ciudad de las cuestas.
Unas cuantas de ellas subimos y bajamos hasta llegar a nuestro destino. Un templo dentro del teatro. Allí Kaos. Bacanal. Euforia. Negro y blanco, rayado, parpadeante y epiléptico. Supongo que lo que allí viví se podría definir como místico: dejar de ser y simplemente hacer.
Larga vida a las zebras.
Y allí estaba yo, a orillas de mi agua preferida, a orillas de mi gente preferida, a orillas de mi vida preferida. A orillas. Pero las olas lamen mis pies, y soy feliz.
Goterones. Ruedan por la mampara. Que los separa en sus dos hojas. Dentro y fuera. Caen paralelos e inaccesibles a ambos lados, hasta su tumba de cerámica o algodón.
Mampara de piel: gotas de sangre, gotas de agua.
Encuentro. Del talón con la baldosa, de la baldosa con la gota, de la gota con la gota, de la gota y el talón. Que rompe filas de guerreros y tiene el ánimo de un león.
Tres latidos, del calor al frío. Vaho, pudoroso, cubre las vergüenzas al espejo. La mano lo desempaña cumpliendo la diaria violación. Tres fricciones, del opaco al transparente.
Atención, el deseo aparece en escena.
Deseo se mira. Deseo se desea.
Desea mechones de fuego mojado. Fuego negro de la primera noche. Estrellas rojas en las manos. Anchas, fuertes, rudas. Rudas estrellas de cinco puntas y una voluntad. Caen las estrellas como jengibre por el ombligo. Se toca, sonríe, se huele. Su aroma resiste las duchas y los geles y permanece atávico en su piel, enredado en su vello, perdido en lúbricos huecos. Almizcle, semen, lágrimas rancias. Sudor poplíteo y bicipital, sudor de clavículas y perinés. Glándulas de instinto.
Instinto que se derrama por el muslo hasta los pies, desnudos sobreel adoquín. Lava candente. Acero silbando. Vapor de sangre, de carne y de piel. Sublimación somática. Plasma sexual.
Espuma de afeitar.
Espuma en las manos, rellenando la línea de la vida, culminando los nudillos, enterrando las uñas, cabalgando entre los dedos y buceando sobre las palmas.
Solemne, se lleva las manos a la cara.
Huele a hombre. Huele a hombre tan profundamente que es difícilmente soportable. Huele a gemidos y huele a besos en la frente. Y a taquilla, camisetas, vaqueros. Huele a reflex y a cloro y a vinilo y a césped. A queso, a chandals azul turquesa, a baños de parís, a nombres canarios. Huele a cerveza, a canchas prohibidas, a sal y tentación.
Huele a Hombre.
Coge la cuchilla y se dispone a rasurar el olor. Se corta debajo del mentón. Fluye un río de hierro rojo por el cuello. Se escurre por la prominencia del pecado y llega hasta el manubrio del puñal.
Rojo y blanco, bodas de sangre.
Deseo mira su reflejo. Deseo desea su reflejo. Su Reflejo le abraza por la espalda y le planta un beso en el cuello.
Un hombre asustado baja la escala de obsidiana negra. Sus pasos no resuenan, pues los muertos no hacen ruido. Anubis lo guía en la oscuridad y en la ceguera. No está claro quién es hombre y quién chacal.
No tardan en llegar a un gran salón, dispuesto para el juicio. Preside Thot, magistrado del juzgado de lo humano y lo divino, pesador de almas, juez de hombres. El perro toma asiento en una butaca. Cientos de espectrales ojos le observan.
En el banquillo de la acusación se encuentra un joven con pasamontañas rojo. Un reguero de sangre le cae continua e ininterrumpidamente por la sien. No parece importarle, ni darse cuenta de ello. Donde debería estar su ojo izquierdo solo hay una papilla de carne sanguinolenta. Se levanta y exclama, sin mover los labios:
-Io accuso…!
Hace unas semanas, el presidente de italia acogía en su país la reunión de los ocho arcontes del mundo. Hablaron (haciendo, todo hay que decirlo, un enorme esfuerzo por no reirse) de ayudar a los pobres países del tercer mundo; de solucionar la crisis que ellos mismos habían creado; de preciosos tratados ecológicos que firmarán y más tarde incumplirán. De cómo, en fin, cambiar las cosas para que nada cambie.
De lo que no hablaron fue de Carlo Giuliani. Quizá ya se les haya olvidado ese nombre. Si hay justicia las Furias se lo susurrarán al oido a toda hora del día y de la noche durante cien eternidades. Carlo fue asesinado por un carabinieri hace hoy ocho años, mientras protestaba por la última reunión del G8 en el país de los emperadores.
El delito fue cometido por unas fuerzas de “seguridad” acostumbradas al abuso de poder y amparadas, fortalecidas y elogiadas por Silvio Berlusconi.
Este individuo, engendro o cosa, sin oficio definido más que el de acumular riqueza, poder y decadente opulencia, es un insulto a la noble actividad de la política, al pueblo italiano y a la raza humana en general. Hiere la sensibilidad ética y estética. Resumiré a continuación su largo sumario legal, político y moral.
oVinculación con la mafia italiana. Ya a ningún ciudadano italiano le son desconocidos los tratos de Silvio con la Cosa Nostra, tan claros como los de Felipe González con el GAL, si no más. Grabaciones, múltiples declaraciones, datos bancarios, amistades comprometedoras… Sin embargo, a nadie parece importarle mucho que el primer ministro sea un mafioso. Desconcertante.
oDelitos fiscales. Propietario de un inmenso imperio empresarial y mediático, hombre más rico de italia… para alcanzar la cumbre no dudó en estafar, y cometer fraude en las cuentas de sus negocios. Quién piense que esto no se ha traducido después en corrupción política peca de inocencia querubinesca.
oLeyes al gusto del consumidor: Una de las actividades que más disfruta como legislador es la de fabricarse leyes, como quien se encarga trajes a medida. Su primera acción como jefe del ejecutivo fue modificar la ley que castigaba la contabilidad falsa de las empresas, delito por el que en ese momento estaba encausado y que, gracias a la providente modificación, prescribió antes de que le pudieran juzgar. Ni siquiera se molestó en disimular: el ponente de la ley en el congreso fue el abogado que llevaba su caso en los tribunales. También cambió la ley electoral dos veces, primero para poderle quitar el poder a una oposición que temía que ganara las elecciones (como en efecto pasó) y después para impedir que se le devolviera la puñalada.
oCensura. En la televisión pública italiana se censuraron escenas de contenido homosexual de la película Broke Back Mountain. Sin embargo, en la misma cadena se puede ver, sin el más minimo recato, decoro ni gusto, jovencitas semidesnudas a todas las horas del día y en las situaciones más improcedentes, como por ejemplo, comentando los deportes.http://www.youtube.com/watch?v=7u2y-rh3aNc&translated=1
oDrogas y prostitución. Aunque dichos aspectos pertenezcan a su vida privada, son conocidas las bacanales que organiza en sus fincas, donde jovencitas ambiciosas se esfuerzan por hacerle los mejores favores a “Papi”, como le llaman. Cuando lees acerca de su asqueroso machismo lo único que se puede sentir es repugnacia http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Anatomia/Berluscolandia/elpepusocdmg/20090607elpdmgrep_1/Tes
oIdeales fascistas. Su partido, Forza Italia, se ha fusionado recientemente con neofascistas declarados, la Liga Norte, para formar un nuevo partido. Además una ministra de su gobierno realizó el saludo fascista mientras sonaba el himno italiano en un acto con niños. Y la propaganda electoral utiliza frases del duce acompañadas de fotos en las que silvio se le asemeja sospechosamente. También parece querer seguir los pasos de éste y quitar el poder a la Cámara Italiana, según sus propias declaraciones “nuestro parlamento es inepto, inútil y contraproducente, nosotros nececitamos un proyecto de ley popular para solucionar la cuestión” http://www.youtube.com/watch?v=wLPcFqi6wl4&translated=1http://jencinar.typepad.com/.a/6a00d8341c04d953ef0105369d758f970c-pi
oInjerencias en el poder judicial. Se le acusa de comprar a magistrados en repetidas ocasiones. También ha elaborado una ley, afortunadamente rechazada por el tribunal constitucional, que le blinda legalmente, convirtiendo al primer ministro y al presidente del congreso en figuras dotadas de inmunidad, intocables por la ley. Como el declaró: “por fin no tendré que pasar los sábados con los abogados preparando las audiencias de los juicios y podré utilizarlos en trabajar para el país”
oXenofobia. Una de sus últimas iniciativas ha sido una ley que condena penalmente a los inmigrantes sin papeles por el mero hecho de serlo. No solo eso, sino que convierte en cómplices a todo vecino, médico, amigo o ciudadano en general, que no los denuncie. Se puede disponer de su libertad durante año y medio sin ninguna sentencia. Los hijos de madres no censadas no existirán para la administración, no serán italianos, ni tendrán derecho alguno. Recuerda oscuras épocas de la historia de italia y europa.http://www.elpais.com/articulo/opinion/regreso/leyes/raciales/elpepuopi/20090701elpepiopi_7/Tes
oHilarante sentido del humor. No obstante, Silvio es un tio cachondo. No desaprovecha ninguna ocasión para soltar bromas muy graciosas. Por ejemplo, decir que la precaria estancia de los afectados por un grave terremoto era como estar “en un camping”. También le parece muy divertido que el presidente de estados unidos sea tan “morenito”, o que en nuestro ejecutivo haya muchas mujeres, para su gusto es “demasiado rosa”http://www.elpais.com/articulo/internacional/cosa/Berlusconi/elpepusocdmg/20090606elpepuint_16/Tes
Puede parecer que Berlusconi, de tan risorio, no representa una amenaza. Es muy fácil subestimarlo por ser un bufón sin cultura ni inteligencia. Sería un error. Es un ser dañino y muy peligroso. Un payaso sí, pero de película de terror. Es un delincuente palurdo que, nadie sabe muy bien como, se ha hecho con el poder de un país. Y no hay nada más peligroso que un ladrón con plenos poderes para robar o un ignorante con plenos poderes para mandar.
Ruego al pueblo de italia, que tanto genio y belleza ha regalado al mundo, que no repita sus errores. Que juzgue y condene a este patán y que lo destierre para siempre para que no aumente en una sola página más la ya voluminosa Historia Universal de la Infamia.
El pico de ibis pronunció la sentencia de acuerdo con la implacable justicia de los dioses. El preso se debatía mientras un par de diablos deformes le conducían hacia el instrumento. Se trataba de una guillotina llena de válvulas, tuberías, chimeneas y palancas.
Un vapor espeso procedente de la máquina inundaba el suelo hasta los tobillos. El preso fue dispuesto y atado en el lugar propicio. Dirigía los ojos hacia la cuchilla mientras imploraba una piedad que sabía que no se le concedería.
La hoja rasgó el aire, pero ninguna cabeza rodó. El reo se vio enfrentado a un espejo de pulido acero. Su rostro quedó paralizado en una sonrisa desfigurada y abyecta. Su castigo, ahora lo comprendía, era permanecer en la soledad con todas las inmundicias de su corrompida alma, hasta sentir el más profundo de los vómitos hacia sí mismo.
El chico del pasamontañas rojo dejó un extintor en el suelo, dentro del ángulo de visión del condenado. Descubrió su cara, que fue desapareciendo entre la niebla, pero no del filo de la guillotina, donde quedó grabada para siempre.
Alguien a quien quiero mucho me dijo una vez que sintiera menos.
En aquel momento fue un buen consejo, porque lo que yo sentía no hacía más que desgarrar las llagas de mi alma.
Y es que a veces los sentimientos, por muy puros que parezcan, se pueden contaminar con otras pasiones y enlodarse en nuestras debilidades humanas. De brillantes y blancos seres alados se transforman en ponzoñosas formas irreconocibles y corrompidas. Y entonces solo nos provocan dolor a nosotros, a quien queremos y a quien nos quiere.
Pero no podemos extirparnos todo lo que sentimos por miedo al dolor. Yo no quiero desprenderme de ello. La solución no es huir de nuestras emociones, sino cuidarlas para que permanezcan incorruptas y sagradas. Y si lo conseguimos no serán dolorosas, porque lo bueno nunca duele. Y no, no nos convertiremos en animales si nos dejamos guiar por ellas ya que son precisamente las nobles pasiones las que nos distinguen de las bestias y no ninguna inteligencia ni técnica. Ellas alumbran el camino de lo correcto, sin necesidad de sistema ético alguno.
Por eso yo no quiero nunca dejar de sentir, aunque procuraré que solo sea alegría, plenitud y felicidad, que son las consecuencias inmanentes del verdadero y sano amor. El amor que empieza en uno mismo y se derrama en derredor en forma de cariño que quema el pecho y ternura que llena el corazón.
Ésta es mi elección.
Deus caritas est.
Oigo una voz en lo más profundo de mi corazón
Ojalá sueñe siempre con lo que conmueve mi corazón
Caen incontables lágrimas de tristeza, pero
Se que te encontraré tras ellas
Cada vez que caemos al suelo y miramos hacia el cielo azul
Nos damos cuenta de lo azul que es, como si fuera la primera vez
Aunque el camino es largo y solitario y no se ve el final
Puedo con estos dos brazos abrazar la luz
Cuando el silencioso corazón dice adios, siento con ternura
que mi cuerpo queda silencioso y vacío
El misterio de estar vivo, el misterio de morir.
El viento, el pueblo y las flores, toods bailamos al unísono
La la la la la la la la la
Oigo una voz en lo más profundo de mi corazón
Sigue soñando y no permitas que jamás desaparezcan tus sueños
Por qué hablar de tu tristeza o de las desdichas de la vida?
Deja a cambio que los mismos labios te canten una dulce canción
La voz que susurra y que no queremos olvidar jamás
siempre estará ahí para guiarte
Cuando se ha roto un espejo y los pedazos han caido al suelo
imágenes de una nueva vida se reflejan por todas partes
Ventana del comienzo, de la quietud, nueva luz del amanecer
Deja que mi cuerpo silencioso y vacío se llene y vuelva a nacer
No es necesario buscar fuera ni cruzar el mar
Porque brillando dentro de mi, justo dentro de mi
He encontrado una claridad que siempre está conmigo.
A veces pienso que la humanidad es una inmensa mole de conciencia pura de la que emergen multitud de apéndices que constituyen los individuales egos.
De su brillante y pulida superficie surgen cada día nuevos tentáculos y otros muchos se retraen y vuelven a confundirse con el todo, con la madre original.
En lo que dura su vida, los pobres e ignorantes flagelos desconocen que pertenecen al mismo organismo, que no son más que manifestaciones del mismo ser y odian, intrigan, pelean, destruyen, cercenan, a sus hermanos, a ellos mismos. Solo quieren ver su insignificante y ridícula individualidad, prisión hecha de mentira y falsedades.
Si fuera así, si, como se intuye en Schöpenhauer e insinúa Buda, no existe más que una Voluntad y no hay más que una sola Conciencia fragmentada; si todos vemos, sentimos, padecemos, disfrutamos con todos los ojos, corazones, cerebros y cuerpos de la humanidad; si todos y cada uno de nosotros somos, sin excepeción y al mismo tiempo, todos y cada uno de nosotros; entonces, todo se impregna de un maravilloso sentido, se explican las ansias más puras de las almas, la vida se llena de belleza, simetría y paz de espíritu.
Y todo queda explicado. El karma adquiere solidez científica y lógica silogística. El intelectualismo moral se eleva a la categoría de axioma inapelable y derrota, o mejor dicho, absorbe, fagocita, engulle, al individualismo más acérrimo y al egoísmo más pragmático. El capitalismo pierde sus últimos pilares que se disuelven como píldoras efervescentes. La venganza se convierte en un acto de masoquismo, y solo los suicidas volverán a matar.
Todos hemos entrevisto alguna vez esta verdad, al sentir una conexión profunda y atávica con un semejante. Esos instantes de comunión perfecta, de coincidencia sideral, de comprensión profunda y clarividente. Todos, alguna vez en nuestra vida, nos hemos sentido radicalmente unidos a Otro durante un instante, maravilloso instante en que se supera toda frontera, toda individualidad y toda soledad. Esos mágicos instantes donde se siembra la amistad y el amor y donde se dejan ver las inextricables relaciones que a todos nos unen. El regreso al arjé.
Podrán llevarse las manos a la cabeza científicos, fisiólogos y físicos pero no me quitarán esta certeza, que, a parte de ser una fe, una alegría y un impulso, es a mi juicio una teoría plausible, si no necesaria, para explicar la escurridiza multiplicidad de las almas. Pues o no existe ninguna o solo una existe, ya dijo Ockham que es un error multiplicar los entes sin necesidad. Por eso me armo con su estilete para rebanar los orgullos y cercenar las ambiciones, tal es la misión de esta guillotina de vapor, que coge el relevo de la mencionada navaja.
Esta noche he visto alzarse la Máquina nuevamente. Era, en la proa, como una puerta abierta sobre el vasto cielo que ya nos traía olores de tierra por sobre un Océano tan sosegado, tan dueño de su ritmo, que la nave, levemente llevada, parecía adormecerse en su rumbo, suspendida entre un ayer y un mañana que se trasladaran con nosotros.
Tiempo detenido entre la Estrella Polar, la Osa Mayor y la Cruz del Sur -ignoro, pues no es mi oficio saberlo, si tales eran las constelaciones, tan numerosas que sus vértices, sus luces de posición sideral, se confundían, se trastocaban, barajando sus alegorías en la claridad de un plenilunio, empalidecido por la blancura del Camino de Santiago...
Pero la Puerta-sin-batiente estaba erguida en la proa, reducida al dintel y las jambas con aquel cartabón, aquel medio frontón invertido, aquel triángulo negro con bisel acerado y frío colgando de sus montantes. Ahí estaba la armazón, desnuda y escueta, nuevamente plantada sobre el sueño de los hombres como una presencia -una advertencia- que nos concernía a todos por igual. La habíamos dejado a popa, muy lejos, en sus cierzos de Abril, y ahora nos resurgía sobre la misma proa, delante, como guiadora -semejante por la necesaria exactitud de sus paralelas, su implacable geometría, a un gigantesco instrumento de marear-. Ya no la acompañaban pendones, tambores ni turbas; no conocía la emoción, ni la cólera, ni el llanto, ni la ebriedad de quienes, allá, la rodeaban de un coro de tragedia antigua, con el crujido de las carretas de rodar-hacia-lo-mismo, y el acoplado redoble de las cajas. Aquí la Puerta estaba sola frente a la noche, mas arriba del mascarón tutelar, relumbrada por su filo diagonal, con el bastidor de madera que se hacía el marco de un panorama de astros. Las olas acudían y se abrían para rozar nuestra eslora; se cerraban tras nosotros con tan continuado y acompasado rumor que su permanencia se hacía semejante al silencio que el hombre tiene por silencio cuando no escucha voces semejantes a la suya. Silencio viviente, palpitante y medido, que no era, por lo pronto, el de lo cercenado y yerto. Cuando cayó el filo diagonal con brusquedad de silbido y el dintel se pintó cabalmente, como verdadero remate de puerta en lo alto de sus jambas, el Investido de Poderes, cuya mano había accionado el mecanismo, murmuró entre dientes: "hay que cuidarla del salitre". Y cerró la Puerta con una gran funda de tela embreada, echada desde arriba.
La brisa olía a tierra -humus, estiercol, espigas, resinas- de aquella isla puesta, siglos antes, bajo el amparo de una Señora de Guadalupe que en Cáceres de Extremadura y Tepeyac de América erguía la figura sobre un arco de luna alzado por un Arcángel.
Detrás quedaba una adolescencia cuyos paisajes familiares me eran tan remotos, al cabo de tres años, como remoto me era el ser doliente y postrado que yo hubiera sido antes de que Alguien nos llegara, cierta noche, envuelto en un trueno de aldabas; tan remotos como remoto me era ahora el testigo, el guía, el iluminador de otros tiempos, anterior al hosco mandatario que, recostado en la borda, meditaba. -junto al negro rectángulo encerrado en su funda de inquisición, oscilante como fiel de balanza al compás de cada ola...- El agua era clareada a veces por un brillo de escamas o el paso de alguna errante corona de sargazos.
De guillotinas llevo poblaíto el seso]
y afilaítas con reflejo de esperpento];
que el valorar la voz que arde es la condena,]
que algunos vientos se me apiaden y aviven la hoguera.]