martes, 25 de diciembre de 2012

Turrón caducado

La noche le sorprendió con un cerrojo.
Al otro lado, una voz familiar decía:
-¿Eres Joseph? Perdona hijo, estaba esperando a otra gente. Pasa.
Cuando entró en el pasillo vio que esa no era su puta casa. Ni aquella mujer se parecía en nada a su madre.
Pero debía reconocer que él tampoco era Joseph. Así que actuó con naturalidad.
-Hola mamá, ¿está preparada ya la cena?